sábado, mayo 24, 2008

No llegar a la meta (fragmento)

"Cada animal persigue un objetivo inalcanzable y así se mantiene en estado de feliz alerta. El novelista español Miguel Barroso me contó una elocuente parábola al respecto. Su padre era criador de galgos que solían animar las tardes persiguiendo una liebre artificial en el galgódromo. En una ocasión, uno de sus perros tomó la delantera hasta el momento en que hubo una falla de corriente; la liebre eléctrica se descompuso y el perro pudo darle alcance. Atrapar el juguete fue terrible. Durante años, el galgo había corrido en pos de un animal siempre postergado. No hay mayor estímulo que el del anhelo que se alimenta de sí mismo: la esquiva liebre era el horizonte que obligaba a correr. Al final del trayecto, el ganador cruzaba la meta vulgar de los apostadores sin alcanzar nunca la suya.


Cuando el galgo pudo al fin morder su presa sufrió una aguda decepción: su objeto del deseo estaba hecho de metal inapetente. Acto seguido, se deprimió, no quiso volver a correr, dejó de acercarse al plato de las croquetas y tuvo que ser sacrificado.


Este último recurso parece demasiado drástico; sin embargo, quienes saben del tema cuentan que pocas cosas son tan difíciles de sobrellevar como la melancolía de un galgo y que la muerte asistida representa un alivio para una especie que no conoce otra forma del suicidio que matarse de tedio." (Juan Villoro, Reforma, 23 de Mayo del 2008)

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2 Comments:

Blogger EV said...

que triste...

9:55 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

ayer vi dos galgos en Central Park... Parecian felices, tenian nana y toda la onda. Luego me los encontre en el Carnegie Hall escuachando el Requiem de Brahms. Parecian optimistas con el texto de Requiem: haciendo algunas reflexiones concluyeron que despues de la muerte todo seria como atrapar conejos una y otra vez en forma infinita...
Y no les crei nada.

8:31 p.m.  

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